Cada vez más homosexuales se presentan como ‘hombres a los que les gustan los hombres y no los afeminados’. “Piden y exigen rollo hetero” y critican dentro del propio colectivo.
No es ninguna novedad que, el discriminado hace tiempo que se ha convertido también en discriminador. Lo que ya venía siendo una tendencia al alza en el universo offline parece haber encontrado el espacio perfecto en la esfera virtual, donde los casos de homofobia, plumofobia y racismo entre gais se han multiplicado con las nuevas plataformas y aplicaciones sociales.
Los estereotipos son particularmente dañinos dentro de la comunidad gay, donde se recompensa la masa muscular y la masculinidad y los rasgos buscados son el de origen étnico blanco, delgado, alto, con músculos y masculino.
La imposición de modelos estéticos inalcanzables puede tener efectos devastadores, empujando a muchos gais a no sentirse bien con su cuerpo. En un contexto social tan sexualizado como el colectivo gay, esto tiene una influencia muy poderosa. Si empezamos a tratar a nuestros cuerpos como moneda de cambio para tener relaciones sexuales, para ligar más o para socializar y pertenecer a un grupo, la competición genera discriminación contra aquellos que no se corresponden con el modelo prevalente, generando diferentes jerarquías. Y esto puede ser devastador en los más jóvenes, que comienzan casi automáticamente a vivir su apariencia física mal y a sentir la necesidad de cambiarla.
Muchos usuarios buscan en las aplicaciones un refugio ante la discriminación que sufren en el mundo real por su condición sexual, pero una vez en ellas se encuentran continuamente con comentarios como “estás demasiado gordo”, “demasiado viejo”, “no quiero nada con negros”, “tienes pluma” o “solo busco a ‘limpios’ (en referencia a gente no seropositiva)» un tipo de toxicidad en línea que resulta incluso más hiriente al producirse dentro de la propia comunidad.
Las personas con la autoestima baja se vuelven menos tajantes a la hora de proteger su salud cuando mantienen relaciones sexuales, estando más dispuestas a, por ejemplo, no usar condón o no preguntar si la otra persona está infectada. Es sorprendente cómo de habituales son los casos de discriminación en relación al VIH.
Por ello, es importante profundizar en qué es para nosotros un cuerpo sano y ubicarnos dentro de nuestro propio colectivo, para poder relacionarnos de una manera saludable sin la necesidad de discriminar a nadie.
Imparte Jorge Beltrán, Responsable de Atención Directa en Kifkif.
¡Te esperamos!
La actividad está destinada a las personas que forman parte del grupo de participación, de “Iguales en Positivo“.