Por Marc Cebrián
JOHANY. EL SALVADOR. LESBIANA
Johany es una mujer lesbiana solicitante de asilo en España, donde lleva un año y seis meses. Un período que le ha permitido empezar de nuevo y poder vivir su orientación junto a su novia “en libertad: sin amenazas, persecuciones ni violencias”. Supo que huiría de El Salvador hace más de ocho años, cuando empezó su relación. Fue entonces cuando por “seguridad” tuvo que esconder que tenía pareja.
“En mi país hay pandillas que siembran el terror cuando ven parejas del mismo sexo. Yo me exponía a diario a que me dieran una paliza o a recibir constantes amenazas de muerte”, lamenta al recordar cómo fueron sus últimos días en El Salvador. Sin embargo, su pareja era también un secreto para su entorno más íntimo.
“A mis amigos les decía que se trataba de una amiga, lo mismo que a mi madre”, pero la relación se fue asentando y ya no podía seguir engañando a nadie. Por lo que empezó a explicar que su “amiga íntima” se había convertido casi en una hermana.
En los últimos años ha aumentado el acoso al colectivo LGTBI coincidiendo con el ascenso de movimientos religiosos, tales como pastores evangélicos, testigos de Jehová o mormones, que han promovido el discurso de odio hacia la comunidad.
Johany ha encontrado en Madrid la oportunidad de vivir abiertamente con su novia sin esconderse y sin temores a ser golpeada, además de poder ser ella. Es por ello, que en la actualidad se encuentra tramitando los permisos necesarios que les permitan casarse en España.
Aún no tiene fechas debido a que los procesos y requerimientos de la solicitud de asilo se van alargando. “Estamos renovando la tarjeta -que le permite la estancia en España- cada seis meses y con el permiso de trabajo”, aunque “es complicado porque no dan citas”, concluye.
Su 8M lo tiene claro: “Todo el mundo tiene que dejar amar libremente y permitirnos que vivamos el verdadero amor” y enfatiza que ninguna formación política debe retroceder su derecho a ser y a amar.
YING YE. CHINA. BISEXUAL
Ying Ye hace tan sólo un año y medio vivía en China, pero sus estudios de Filología Hispánica le hicieron replantearse su futuro en España, donde dice que “me ha servido para mejorar mi español y para sentirme más libre”. Y es que esta mujer migrante no contemplaba la opción de vivir sus dudas sobre su bisexualidad en su país natal, donde sus familiares, según confiesa, no estaban preparados para hacerse a la idea de que no llevara una “vida tradicional”.
“Incluso he llegado a pensar que soy asexual”, explica tras aclarar cómo es realmente su forma de sentir, algo que no le ha impedido vivir en libertad en España.
No obstante, su “yo verdadero” lo tiene que ocultar cuando viaja a su tierra natal. “En China tengo que ocultar una parte mía”, y es que las nuevas generaciones han demostrado tener más acercamiento a la realidad LGTBI que las personas de edades más adultas -donde se encuentra su entorno familiar- rechazan cualquier orientación o expresión sexual que no sea la heterosexual.
Su reivindicación para este 8M es pedir más tolerancia a los demás hacia las distintas realidades humanas, para poder vivir en paz. “En China mi vida era del trabajo a casa, y de casa al trabajo”, una realidad por la que espera no volver a pasar, porque ha recuperado su yo verdadero y no quiere renegar de él “Ojalá China se convierta en un país libre”.
Tanto la asexualidad como la bisexualidad siguen siendo temas tabús en China, donde la aceptación social se encamina a las relaciones heterosexuales. Esto obliga a que estas personas vivan, cada vez más, sus sexualidades de forma oculta y a través de distintas aplicaciones.
KENDRA. PARAGUAY. TRANS
Kendra es una mujer trans de Paraguay que se vio obligada a pedir protección internacional en España debido a que no podía desarrollar su expresión sexual en su país.v“Paraguay es muy bonito, pero muy cerrado en cuanto a sexualidades distintas”, explica. Y es que ser una mujer trans supone un peligro de muerte en su tierra.
Su relato empieza a los 15 años, cuando empezó a hacer el tránsito hacia su realidad. Fue entonces cuando la sociedad le dio la espalda. “Nadie se sentaba cerca de mí en el autobús, me echaron de 4 colegios porque no podían soportar que fuera distinta al resto”, recuerda mientras explica como intentaron agredirla lanzándole una botella de cristal. En su ámbito familiar, la historia fue a mejor. Y es que a día de hoy cuenta con el apoyo de su madre, “quien siempre ha estado aquí”, y el de su padre, quien en un principio se mostraba más reacio.
Además, el país no le proporcionaba la atención médica necesaria para cubrir el tratamiento hormonal de su transición, en un contexto donde la violencia social hacia el colectivo LGTBI está al alza, junto a los discursos populistas y de odio.
“Es pura discriminación”, indica sobre ser mujer trans en su tierra natal, y matiza que es “imposible” vivir allí si no cumples los estereotipos sociales.
Su 8M lo pasará en Murcia y dice que, a pesar de haber vivido algunos episodios puntuales de LGTBIfobia en el metro de Madrid, pide que las personas se acerquen a ella “sin problemas”, porque ella es una persona sociable con el resto.
En Kifkif queremos en el Día Internacional de la Mujer, jornada de reflexión para avanzar en igualdad y derechos, visibilizar nuestra lucha como Mujeres Migrantes LTB.