Por Emily Palermo*
¡Hola a todo el mundo!
Me llamo Emily y os vengo a contar mi experiencia personal como voluntaria del Servicio de Voluntariado Europeo (SVE) en Kifkif.
Ante todo me presento. Soy de Italia y hasta mis 17 años me crié en un pequeño pueblo de Sicilia, donde desde la adolescencia fui voluntaria en una asociación que creamos con mis amigxs: un lugar donde compartir nuestro interés por la música, el amor por la cultura y el arte en general. En un contexto donde la tradición es la norma y la diversidad es de antemano estereotipada. Amo mi tierra pero no puedo ignorar que hay contextos en los que hay que luchar para defender tu diversidad y tus ideologías, muchas veces incomprendidas e invisibilizadas.
A los 19 años me mudé a Bolonia, ciudad donde se respira activismo político y ganas de cambio. Aquí estudié y acabé la carrera de filosofía. Debo mucho a esta ciudad, por lo que me ha dado y por lo que he dejado allí. Después de haber salido del armario, viví un período complicado ante la dificultad inicial de mi familia y de algunxs de mis amigxs en comprender que por ser lesbiana no había dejado de ser la misma persona.
Mi experiencia como voluntaria europea empieza hace mucho tiempo cuando mi mejor amigo me habló del Servicio de Voluntariado Europeo. Aunque llevaba tiempo mirando la página web no me atreví a enviar la solicitud hasta que encontré el proyecto que proponía Kifkif. Al leer su propuesta, su misión, sus acciones y su compromiso con la comunidad migrante y refugiada LGBTI+, comprendí que era el proyecto perfecto para mí. Entre los motivos que me empujaron a presentarme estuvieron mi compromiso personal con la comunidad LGBT+, las ganas de volver a realizar un voluntariado y Kifkif. En mayo de 2018 supe que Kifkif me había escogido e inicié mi proyecto en septiembre.
¡Bienvenida Emily! ?️????? Hoy da inicio la actividad de una nueva compi que se incorpora a @Kifkif_iguales dentro del proyecto #SVE financiado por @UEmadrid a través de @InjuveSpain. Ojalá aprenda tanto como nosotros esperamos hacerlo de ella. pic.twitter.com/nYBo1JLV2e
— Kifkif (@Kifkif_iguales) September 3, 2018
Actualmente colaboro en las diferentes áreas de la entidad, involucrada principalmente en el área de educación. Uno de los aspectos claves de la entidad es el fomento de la enseñanza desde el respeto de la diversidad. El proyecto del área de educación de Kifkif parte de una metodología transversal que pretende abordar las diversas realidades que interseccionan procedencias socio-culturales, orientación sexual, expresión e identidad de género. Entra las muchas acciones educativas que llevamos a cabo en Kifkif la realización de talleres en los centros escolares es un pilar fundamental. La mediación y la prevención del bullying por LGTBIfóbia o racismo son los dos ejes en los que centramos la promoción de la diversidad. El objetivo es fomentar empatía y respeto en un mundo donde toda persona es diferente y cada intersección es un valor añadido y enriquecedor para la sociedad.
Los centros escolares son uno de los primeros espacios de encuentro, socialización y aproximación a la diversidad. Por este motivo, es un reto esencial para la educación de adolescentes que la información y educación no se basen en los estereotipos y prejuicios que (re)producen la sociedad.
Un valor importante del área de educación es que contamos con un cuerpo de voluntariado muy comprometido, que participa realizando talleres después de haber recibido una formación previa por parte de la entidad. Yo recibí la mía el año pasado y ahora me estoy preparando para poder formar a mis futures compañeres el día 6 de abril.
Empezar una experiencia de voluntariado en el extranjero puede parecer un gran reto al tener que comunicarse en otro idioma y enfrentarse a otros hábitos. Sin embargo, el mayor miedo que tenía era el de impartir talleres sola a una clase de adolescentes en un idioma que no es el mío. Ahora es lo que hago casi todos los días, impulsada por mi compromiso con la educación en la diversidad. Mi peor miedo se ha convertido en una capacidad que desconocía tener.
Personalmente, puedo decir que mi experiencia en las aulas ha sido positiva, he visto un gran interés por parte de lxs estudiantes hacia los temas propuestos, empatía y, en algunos casos, conocimiento previo. Entre las experiencias más bonitas, recuerdo la salida del armario de una estudiante bisexual que me contó también el buen trato que recibió por parte de sus compañerxs, la historia de une estudiante no binarie y de un chico pansexual. Y entre las pocas experiencias negativas que puedo contar hay una que me chocó mucho: a la hora de decir en una clase que soy lesbiana recibí una mala acogida y se me dijo que no era normal. No puedo negar que tuve un momento de pánico. En ese momento quería salir del aula por no saber cómo gestionar la situación. Pero al final, gracias también al apoyo de la compañera que iba conmigo, me tranquilicé y pensé que iba a ser mucho mejor partir de mi experiencia para que les estudiantes pudiesen entender que normal es toda persona al margen de sus diferencias.
Creo que el compromiso hacia la inclusión social, el conocimiento de la pluralidad de diferencias y la prevención del bullying LGBTIfóbico y racista deben ser ejes de reflexión en las aulas de los centros escolares, lugares de crecimiento y educación por excelencia.
Aunque Italia y España son dos países europeos aparentemente muy parecidos, me parecen muy diferentes en sus sistemas escolares. La existencia de departamentos de orientación y las horas de tutoría que se les ofrecen semanalmente a lxs alumnxs, me parecen una muy buena forma de complementar la educación formal y la no formal, herramienta que en Italia no hay todavía.
A partir de mi experiencia como voluntaria en Kifkif me siento muy orgullosa de trabajar por el fomento de la diversidad y de la salud sexual, la lucha de los derechos de las personas migrantes y refugiadas del colectivo LGTBI+, así como la acción que llevamos a cabo a diario en los centros escolares.
En la sociedad en la que vivimos, sumergidxs de redes ficticias que nos conectan, nos informan y tal vez desinforman, creo que es esencial actuar en la población joven como herramienta de cambio de una sociedad que se compromete en la inclusión de toda diversidad.
Como voluntaria europea puedo decir que esta experiencia, en una ciudad tan diversa como es Madrid, está siendo cada día un descubrimiento y un aprendizaje tanto personal como profesional. Espero que muchas otras personas jóvenes en algún momento de su vida puedan vivir una experiencia de voluntariado en el extranjero, movidas por el conocimiento de nuevas realidades, motivadas por descubrir nuevas capacidades e impulsadas en la promoción de la igualdad.
- Filósofa, voluntaria europea del área de educación de Kifkif.