La infección por el VIH/SIDA es uno de los problemas de salud pública más complejos a los que se ha enfrentado la humanidad en las últimas décadas. Cuarenta años después del primer diagnóstico y a pesar de los avances terapéuticos, el estigma, la discriminación y las repercusiones sociales y psicológicas siguen siendo una realidad, además de la propia enfermedad.

Gracias a un trabajo en red y de forma transversal, un porcentaje importante de personas migrantes en situación administrativa irregular o en la primera fase de espera de su solicitud de protección internacional, con infección por VIH y residentes en la Comunidad de Madrid, son atendidas en coordinación con el Hospital Infanta Leonor, con una media de 5-6 casos semanales.
El objetivo es facilitar el acceso a las poblaciones vulnerables, ofrecer nuevas formas de detección y diagnóstico y modelar nuevas vías de atención para garantizar el acceso y la permanencia.
Atendiendo al país de origen de las personas derivadas a través del servicio de Kifkif, un 34,5% procede de Colombia, seguido de un 28,7% de Venezuela, un 11,5% de Perú, un 4,6% de El Salvador, un 4,6% de Honduras y un 3,4% de Cuba, entre otros.
Además, el 31,3% de las personas atendidas no tenían tratamiento antirretroviral (TARv) en el momento de la derivación, a pesar de saber su diagnóstico y de la rapidez en el protocolo de actuación, siendo el tiempo medio de desabastecimiento de mínimo dos meses.
Óscar Morgado, alumno interno de la Unidad de Enfermedades Infecciosas nos habla de la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HADS), un instrumento clínico evaluativo, autoadministrable y de autopercepción que utilizan con todos los pacientes y que, atendiendo a las personas derivadas por Kifkif, los resultados arrojan que un 56% manifiestan ansiedad notoria y que un 42% podría tener mayor predisposición a la depresión.
Pablo Ryan, Especialista en el Servicio de Medicina Interna del Hospital Infanta Leonor y con quien nos coordinamos todas las semanas en la Consulta de VIH y hepatitis virales, señala que “nos encontramos ante un verdadero problema de salud pública y una enfermedad de declaración obligatoria, por lo que el tratamiento antirretroviral es indiferible y no podemos hacer distinción alguna”.
Por todo ello, y teniendo en cuenta el aumento del número de nuevos casos en los últimos años, creemos que es necesario reducir las desigualdades e impulsar políticas públicas inclusivas que promuevan la salud integral de las personas, así como la erradicación del VIH, que creemos que es la peor crisis sanitaria y social de las últimas décadas.