Israel Pedroza *
En 1969, los Rolling Stones lanzaban una canción muy famosa: Gimme Shelter, en español “dame refugio”, donde el cantante británico de la banda, Mick Jagger, escribió sobre la necesidad de recibir protección por el caos que se vivía en aquellos días. Una época marcada por sucesos como el desastre de Vietnam, de las manifestaciones raciales y otros acontecimientos.
Con esta canción de fondo, George nos recibe para conversar un poco sobre su vida. Su relato podría parecer ciencia ficción pero es toda una lección de vida que muestra este limeño y que se considera ciudadano del mundo.
“Esta canción me marcó mucho porque siempre sabía que después de la tormenta iba a llegar la calma. Tenía 18 años y en una ciudad como Lima me podía permitir muchos lujos siendo hijo único y trabajador. Sin embargo, mis días han sido de aventura”.
Desde joven George se dedicó a ahorrar y realizar viajes, a disfrutar de la naturaleza y la variada gastronomía que conseguía en cada uno de los sitios donde iba. Su libertad le llevo a cruzar fronteras, permitiéndole disfrutar la vida al máximo, aún pasando los límites de los estereotipos sociales.
“Eran tiempos donde teníamos poca información sobre el uso de las drogas. Considerábamos que un tema de estatus social el uso de las mismas, pero poco a poco me sumergí de tal manera que me desdibujé por el uso de ellas. Creo que me dejé llevar por la época, las amistades y hasta me impulsó a conocer Ámsterdam”.
Ámsterdam es conocida por su legislación liberal, donde el consumo de la marihuana, así como la prostitución, están reguladas. Además, posee una de las comunidades LGTB más grandes de Europa.
“Ámsterdam me abrió las puertas de la ciudad y me permitió conocer una hermosa chica y hacerme padre, de lo cual me siento muy feliz. A ella la recuerdo mucho y aunque no quiera mencionar su nombre siempre la llevaré en mi corazón”. Comenta George, y nos cuenta como su compañera murió de una sobredosis.
“Fui probando drogas cada vez más fuertes. No tuve límites hasta que poco a poco mis amistades iban muriendo a causa del consumo desmedido de ellas. Paralelamente me fui dando cuenta que sentía atracción por los chicos y sin dudar, compartí momentos agradables”.
Cuando George descubrió su atracción hacia los hombres tenía cerca de 25 años. En este momento vital es cuando sueña con conocer Estados Unidos. Sin embargo, la historia fue otra.
Uno de mis viajes soñados era estar en los Estados Unidos, pero con el inconveniente de la nacionalidad peruana, me indicaron que era mejor ir a Venezuela y después de un tiempo establecido mi intención era obtener la nacionalidad. Desde allí tenía que solicitar la visa porque en ese momento no era complicado, pero apenas pisé tierra venezolana me quedé”.
La intención de pasar por Venezuela era gestionar su nacionalidad para posteriormente viajar a EEUU. Sin embargo, nunca imaginó que transcurrirían más de 30 años.
“No quería decir que era bisexual o gay, aunque en Perú eran menos alarmistas con el tema LGTB, en Venezuela era bastante fuerte. Llegué a presenciar a plena luz del día como quemaban a una mujer trans en una de las calles más concurridas de la capital: la ataron y la quemaron. También presencié como envenenaron a un compañero de trabajo por el simple hecho de ser gay. Aquellos actos me marcaron mucho y casi sepultan mi orientación sexual”.
Sin embargo, la vida de George en Venezuela transcurría con el ímpetu de conocer cada rincón de los lugares por donde pasaba. Con sus ahorros seguía explorando y conociendo personas que llenaron su vida de buenos recuerdos.
“La vida en Venezuela era maravillosa, allí disfruté las maravillas del llano, las estupendas playas que se expanden por el Mar Caribe, el frío y la montaña. Era como tener todo en un mismo sitio. Además, es un país que me recibió con los brazos abiertos, tiene gente maravillosa. Allí logré trabajar en los mejores hoteles de la capital y disfrutar de la vida nocturna”.
Con 43 años George contrae vih, no quiere recordar cómo lo contrajo, no es importante para él. Con una sonrisa nos habla de una manera serena sobre su estado positivo.
“Nunca he buscado culpables. Me enteré que contraje vih por unas pruebas médicas a raíz de una pérdida de peso y mucho cansancio. Cuando me dieron la noticia solo me levante y dije: ¡bueno, a seguir luchando! Hace más de veinte años existía una ignorancia con el tema. Solo recuerdo que un grupo de médicos especialistas me daban las recomendaciones correspondientes. Llegué a tomar más de treinta pastillas al día divididas en dos tomas y era terrible”.
La vida de George transcurrió con normalidad en Venezuela, continuó con su trabajo y sus viajes. En todo momento se documentó sobre el vih y otras infecciones de transmisión sexual. Compartía con sus amistades la alegría de vivir en el país y siempre una sonrisa dibujaba sus palabras, imprimiendo un sentimiento de optimismo y gallardía.
Si bien George tenía el mismo espíritu cuando llegó a la ciudad de Caracas, su vida en el país se fue deteriorando. Cada vez existían más restricciones, siendo una cuestión sanitaria la que le impulsó a huir del país.
“Cuando fui a retirar las medicinas me indicaron que tenían para el mes que transcurría y el siguiente. Mis médicos se habían ido del hospital y del país. Uno de ellos me dijo que debía salir del país porque no había más tratamiento para personas vih+. Con mucho temor por mi vida, el año pasado cogí una maleta y me vine a España”.
Cuando George llegó a Madrid, se encontró con una realidad diversa. Su sonrisa parece e funcionar de escudo ante la adversidad, entendiendo cada problema como un aprendizaje y una oportunidad de crecimiento personal.
“Cuando veas que las cosas crees que están mal, simplemente míralas desde otro ángulo. Eso fue lo que hice. Tenía dos opciones: morir o buscar la vida y aquí estoy. La vida está allí, búscala y vive. Sé feliz”.
En noviembre de 2018, haciendo un control médico de rutina, George recibió la noticia de tener un tumor maligno de tipo B2 en el Timo (Timoma de tipo B2). La médica le atendió y le planteó la necesidad de realizar una intervención para extraer el tumor.
“Al principio no quería operarme porque me sentía muy bien, la doctora no me creía” comenta George entre risas. “Me dijo que tenía que operarme de urgencias, no tenía otra opción o corría el riesgo de morir. Algo que me impresionó fue la rápida atención, la calidad humana que percibí y lo más importante, que verdaderamente me di cuenta una vez más que la sanidad en España es universal y gratuita”.
Después de la operación, George fue sometido a 25 sesiones de radioterapia para eliminar cualquier rastro del tumor. Su estancia en España le ha permitido disfrutar con libertad su vida.
“Mi libertad en España no la cambio por nada. Estoy muy complacido. Confío en las autoridades para que siempre hagan un buen trabajo para que funcione, y con calidad. Agradezco eternamente a Kifkif y especialmente a khadija quien fue la que me impulsó en esta ciudad. Gracias a ella tengo acceso a la salud y estoy viviendo en un espacio tranquilo”.
George nos hace reflexionar, tras las distintas vivencias y adversidades que ha pasado en su vida, su actitud sigue siendo la de vivir con entusiasmo y sin miedo
“No le temo ni a la muerte. A todas las personas, mi mensaje es siempre vivir con responsabilidad y afrontar cualquier situación que se presente en la vida. Las cosas pasan por algo y debemos resolver cualquier contratiempo. Alejarse de las drogas porque no nos deja nada bueno”. Concluye George mostrándose como una persona de vasta experiencia y años que lo acreditan. Como él, muchas personas acuden a nuestra entidad para recibir un acompañamiento en cualquiera de las áreas que atendemos. Si estás interesadx sigue este enlace y ponte en contacto con nuestro equipo profesional, siempre dispuesto a resolver tus dudas.
> Israel Pedroza, Área de comunicación de Kifkif