DOHA, 24 oct (Reuters) – Las fuerzas de seguridad de Catar arrestaron arbitrariamente y maltrataron a personas LGTBI cataríes hasta el mes pasado, según denunció el lunes Human Rights Watch (HRW), en vísperas de la celebración de la Copa del Mundo de fútbol, que ha puesto de relieve los problemas de derechos humanos en el Estado árabe del Golfo.
La homosexualidad es ilegal en el conservador país musulmán, y algunas estrellas del fútbol han expresado su preocupación por los derechos de los aficionados que viajan para el evento, especialmente de las personas LGTBI+ y de las mujeres, a quienes, según los grupos de derechos, las leyes cataríes discriminan.
Un funcionario catarí dijo en un comunicado que las acusaciones de HRW “contienen información que es categórica e inequívocamente falsa”, sin especificar.
Los organizadores del Mundial, que comienza el 20 de noviembre y es el primero que se celebra en un país de Oriente Medio, afirman que todo el mundo, sin importar su orientación sexual o su procedencia, es bienvenido, aunque también advierten contra las muestras de afecto en público.
“La libertad de expresión y la no discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género deben estar garantizadas, de forma permanente, para todos los residentes de Catar, no sólo para los espectadores que acudan a Catar con motivo de la Copa del Mundo”, señaló HRW en un comunicado.
La organización dijo haber entrevistado a seis LGTBI cataríes, entre ellos cuatro mujeres transgénero, una mujer bisexual y un hombre gay, que denunciaron haber sido detenidos entre 2019 y 2022 y haber sido sometidos a abusos verbales y físicos, incluyendo patadas y puñetazos.
Fueron detenidos sin cargos en una prisión subterránea en Doha, dijo HRW, y una persona estuvo detenida durante dos meses en régimen de aislamiento.
Las seis dijeron que la policía las obligó a firmar compromisos que indicaban que “dejarían de realizar actividades inmorales”, y añadió que las mujeres transexuales detenidas fueron obligadas a asistir a sesiones de terapia de conversión en una clínica patrocinada por el gobierno.
Catar no “autoriza ni gestiona ‘centros de conversión'”, dijo el funcionario catarí.
Una de las mujeres transgénero qataríes entrevistadas por HRW declaró a Reuters bajo condición de anonimato que había sido detenida en varias ocasiones, la última este verano, cuando estuvo retenida durante varias semanas.
Las autoridades la habían detenido por su aspecto o por poseer maquillaje, dijo la mujer, y añadió que la habían golpeado hasta hacerla sangrar y le habían afeitado la cabeza.
En el centro de conducta al que se la obligó a acudir le dijeron que tenía un trastorno de identidad de género y la acusaron de ser transgénero en busca de “la simpatía de los demás”.
“Lo último que quiero es simpatía, sólo quiero ser yo misma”, dijo.