Por Antonio Infante Basallote*

Ahmed, Valentín y Hala, chefs de Refusion Delivery.
Fuente: Ahmed.
La voz refusion engloba los conceptos refugio y fusión cultural, lo que refleja a la perfección la bidimensionalidad de esta iniciativa.
La empleabilidad de la población refugiada en España se inscribe en un marco de precariedad basado en “ciclos temporales en los que se van sucediendo periodos desiguales de empleo formal, desempleo y trabajo informal”, según el informe de 2018 desarrollado por la Universidad Pontificia de Comillas, la Universidad de Deusto y el Servicio Jesuita para Migrantes. Además, esta situación entronca con el acceso a puestos de baja cualificación en la mayoría de los casos. En este ciclo vicioso intervienen las dificultades con el idioma y las trabas administrativas, e incluso económicas, que conllevan “la homologación, convalidación, certificación y acreditación de los estudios realizados en el país de origen”, de acuerdo con el informe 2019 de CEAR. Con respecto a la tasa de empleabilidad de las personas refugiadas LGBT+, desconocemos las cifras oficiales. Desde la experiencia de Kifkif,el acceso al mercado laboral es más complejo vista la interseccionalidad. Esto se infiere de que ya de por sí la población española trans, “y de forma muy especial las mujeres trans, se encuentran con graves problemas para su inserción laboral, no les resulta fácil superar los obstáculos y prejuicios que se siguen encontrando”, según un informe de 2017 del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.
En este marco aparece Refusion Delivery, un proyecto emprendedor que nace a partir de los eventos Chefugee y Madrid for Refugees, dotándolo no obstante de una viabilidad y continuidad en el tiempo. Este enfoque se debe a que, como afirma Elena Suárez, una de las socias fundadoras, no buscan “pan para hoy y hambre para mañana”. Emprendieron esta empresa hace aproximadamente un año, pero no fue hasta hace una quincena cuando salió verdaderamente a la luz.
Esta iniciativa ofrece un servicio de comida a domicilio y para llevar, cuyo fundamento es doble: por una parte, dar trabajo al mayor número posible de personas refugiadas y, por otra parte, dar la oportunidad a las personas usuarias de conocer en primera persona las diferentes culturas, costumbres y tradiciones de sus respectivos países de origen gracias a la gastronomía. Con esta última pretenden “ayudar a contrarrestar la imagen prejuiciosa y pesimista que la sociedad suele tener” de las personas refugiadas. Para lograrlo se sustentan en tres principios fundamentales: autenticidad, sostenibilidad y compromiso.
Es cierto que la cocina auténtica y casera es el eje central de Refusion Delivery. Ahora bien, este proyecto también intenta utilizar la menor cantidad de plástico posible, por lo que es sostenible con el medio ambiente, y está comprometido asimismo con la acogida e integración social plena de las personas refugiadas. De este modo, se les garantiza estabilidad ocupacional y económica, con el fin de que puedan seguir desarrollando sus vidas profesionales.
La gastronomía es el medio elegido para derruir los prejuicios que la sociedad tiene contra las personas refugiadas puesto que es “mejor transmitir la cultura y sus valores mediante la gastronomía, incluso más que por medio de la palabra”, comenta Elena, “es como nuestra carta de presentación”. Hace hincapié en que está siendo un proceso lento, ya que no se han dado aún a conocer de forma masiva y necesitan un voto de confianza, puesto que tienen grandes planes de futuro.
Una de las refugiadas protagonistas de este proyecto se llama Ahmed, una chef de Sudán que lleva tres años y medio en España y que ya se beneficia del estatuto de refugiada, al igual que su compañera siria Hala. Por el contrario, su colega venezolano, Valentín, sigue inmerso en el proceso de solicitud de protección internacional. Comenta Ahmed que su experiencia como inmigrante y solicitante de asilo no ha sido para nada positiva, no era consciente de cómo sería la situación al llegar a España. “Todo el mundo se piensa que venimos a robar y a aprovecharnos de las ayudas sociales, pero venimos a seguir con nuestras vidas”, recalca Ahmed, quien ha sufrido además ataques de odio por “ser mujer, trans y negra”. Aunque señala que su vivencia migratoria no ha sido óptima, sí que ha empezado a mejorar desde que se ha involucrado en este proyecto.
Refusion Delivery es la historia de tres personas refugiadas emprendedoras, entre tantas otras historias personales de solicitantes de protección internacional, que se va construyendo cada día en nuestro país.
> Antonio Infante Basallote, becario en el área de incidencia de Kifkif en Madrid.