Emmanuel Macron ha sorprendido a todos al nombrar a Gabriel Attal como su nuevo primer ministro, en un intento de relanzar su mandato como presidente de Francia. Attal, de 34 años, se convierte así en el político más joven en ocupar el puesto de jefe de Gobierno desde que la V República francesa fuera fundada en 1958. Pero además, Attal hace historia al ser el primer primer ministro abiertamente gay de Francia, un país que aún tiene pendiente la lucha por la igualdad y los derechos del colectivo LGTBI.
Attal es considerado como un niño prodigio de la política y uno de los posibles sucesores de Macron en el Elíseo. Su ascenso en la política francesa ha sido meteórico, desde que abandonó el Partido Socialista y se unió al macronismo, de la mano de su marido Stéphane Séjourné, actual líder del grupo liberal Renew en el Parlamento Europeo. Juntos, forman una de las parejas más influyentes y poderosas de la Francia actual.
Attal ha desempeñado diversos cargos en el Gobierno de Macron, desde secretario de Estado de Educación y Juventud, hasta portavoz del Gobierno y ministro de Educación y Juventud. En todos ellos, ha demostrado su capacidad de trabajo, sentido político y ambición. Ha impulsado reformas educativas, como la prohibición de la abaya en las aulas, y ha sido la voz del Gobierno durante la crisis sanitaria de la COVID, ganándose la confianza y el respeto de la opinión pública.
Su nombramiento como primer ministro supone un desafío para Attal, que tendrá que enfrentarse a una situación económica y social delicada, así como a la competencia de otros candidatos dentro del partido de Macron, como el ministro del Interior, Gérald Darmanin; el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire; o el exprimer ministro Édouard Phillippe. Sin embargo, también representa una oportunidad para impulsar una agenda progresista y LGTBI, que sitúe a Francia como un referente de la diversidad y la tolerancia en Europa y el mundo.