En la primera película de Superman, estrenada en 1978, hay una escena emocionante. Cuando Lois Lane se asfixió y murió después de que su coche cayera en una grieta profunda y quedara sepultada con tierra y escombros, Superman ideó un ingenioso plan para revivir a su amada. Entendió que volando a una velocidad extremadamente alta alrededor de la Tierra en dirección opuesta a su rotación actual, podría revertir el giro de la Tierra. Al hacerlo, podría retroceder el tiempo.
Milagrosamente, nuestro “hombre de acero” logró salvar a su mujer, esta vez antes de que su coche fuera arrastrado, sin que la Tierra se incinerara, sin que los ríos y los océanos inundaran la tierra y sin que las montañas se derrumbaran. Intentando imitar el ejemplo de Superman, el ala MAGA del Partido Republicano ha estado intentando revertir la rotación social, política y legislativa de Estados Unidos al retroceder los avances que el país ha hecho a lo largo de los años.
Donald Trump ha pintado una imagen espeluznante de una América post-apocalíptica, repleta de bandas salvajes, disparos silbando por las ciudades, estructuras y carreteras en ruinas, pobreza rampante, sistemas de salud en declive, ataques terroristas inminentes y despiadados narcotraficantes, violadores e invasores de nuestra frontera sur.
Trump ha incitado a la violencia en sus mítines, lo que llevó a la mortal insurrección del Capitolio por parte de su milicia fascista el 6 de enero de 2021 y a su segundo juicio político. Ha alimentado el miedo, la estereotipación y el chivo expiatorio de todos los musulmanes y los llamados “extranjeros ilegales”. Prometió castigar a las mujeres y a sus médicos por tener y practicar abortos. Afirmó que restablecería la Corte Suprema a una mayoría ultraconservadora.
Y después de prometer “Hacer a América grande de nuevo”, el heredero Donald proclamó no muy solemnemente durante su divagante diatriba en 2016 en la Convención Nacional Republicana: “¡Yo soy tu voz! Yo solo puedo arreglarlo. Restauraré el orden y la ley”.
Trump nunca pidió nada a sus seguidores más que su lealtad total y su fe completa en él. Y las personalidades autoritarias le siguieron al pie de la letra.
Trump hizo que sus seguidores se sintieran nostálgicos por los programas de televisión de su juventud: Father Knows Best, The Donna Reed Show, Ozzy and Harriet, Leave it to Beaver, The Brady Bunch, Happy Days y Full House, todos reflejando la imagen popular dominante de la familia estadounidense como blanca y de clase media con una bonita casa en los suburbios, y con todos los miembros de la familia aceptando sus guiones asignados en función de la raza y el género.
Hoy, con Trump como su líder presunto, el Partido Republicano ha puesto su mirada más allá en revertir la rotación del planeta al convertirse en el partido del pasado lejano y el partido del “no”.