Hoy, 5 de enero de 2024, se cumplen 93 años del nacimiento de Alvin Ailey, uno de los coreógrafos más influyentes y admirados del siglo XX. Ailey fue el fundador del Alvin Ailey American Dance Theater, una compañía de danza moderna que se caracterizó por su diversidad, su innovación y su compromiso social. A través de sus obras, Ailey celebró la belleza y la complejidad de la experiencia afroamericana, y denunció las injusticias y la opresión que sufría su comunidad. Su legado artístico y cultural es incalculable, y ha inspirado a generaciones de bailarines y creadores de todo el mundo.

Ailey nació el 5 de enero de 1931 en Rogers, Texas, en el seno de una familia humilde y segregada. Su infancia estuvo marcada por la pobreza, el racismo y la violencia. Su padre los abandonó cuando él tenía solo seis meses, y su madre fue víctima de una violación por parte de un grupo de hombres blancos cuando él tenía cinco años. Ailey encontró refugio en la iglesia, donde descubrió su pasión por la música y el movimiento. A los 12 años, se mudó con su madre a Los Ángeles, donde tuvo su primer contacto con la danza profesional. A los 18 años, asistió a una actuación de la bailarina Katherine Dunham, que le impresionó tanto que decidió dedicarse a la danza. Se formó con varios maestros, entre ellos Lester Horton, el fundador de la primera compañía de danza interracial de Estados Unidos. Tras la muerte de Horton en 1953, Ailey se hizo cargo de la dirección artística de la compañía, y empezó a crear sus propias coreografías.

En 1958, Ailey fundó el Alvin Ailey American Dance Theater, con el objetivo de crear un espacio para los bailarines afroamericanos, que eran marginados y discriminados por las compañías tradicionales. Su visión era crear un repertorio que reflejara la riqueza y la diversidad de la cultura afroamericana, fusionando elementos del jazz, el blues, el gospel, el ballet, el teatro y las danzas africanas. Su obra más famosa, Revelations, estrenada en 1960, es un ejemplo de esta mezcla, y se ha convertido en un clásico de la danza moderna. A lo largo de su carrera, Ailey creó más de 200 obras, muchas de ellas con un fuerte contenido social y político, como Blues Suite, Cry, Masekela Language o For Bird - With Love. Además, Ailey fue un pionero en la inclusión de bailarines de diferentes razas, géneros, edades y orientaciones sexuales, y en la colaboración con artistas de otras disciplinas, como músicos, escritores, pintores y fotógrafos.

Ailey murió el 1 de diciembre de 1989, a los 58 años, a causa de complicaciones derivadas del VIH/SIDA. Para evitar el estigma social que suponía su enfermedad, pidió a su médico que anunciara que había muerto de una disfunción sanguínea terminal. A pesar de su éxito profesional, la vida personal de Ailey estuvo llena de dificultades. Aunque sus preferencias sexuales eran un secreto a voces, rara vez habló de sus relaciones personales y parecía incómodo con su sexualidad. A mediados de los años 60, mantuvo una relación romántica con un joven profesor blanco que le ayudaba a gestionar la compañía, pero esta terminó al cabo de unos años. A partir de entonces, Ailey pasó su tiempo socializando en bares gay y relacionándose con gente de la calle, y tuvo numerosos encuentros breves con jóvenes que sus amigos consideraban que se aprovechaban de su generosidad. Ailey sufrió de trastorno bipolar, que se agravó con el tiempo, al igual que su consumo de alcohol y drogas. En 1980, fue arrestado por causar un disturbio en la residencia de la Universidad de Columbia de un antiguo amante, lo que le llevó al hospital Bellevue.

Ailey fue un artista y un activista que luchó por la libertad, la justicia y la dignidad de las personas marginadas y oprimidas. Su obra es un testimonio de su coraje, su talento y su humanidad. Su historia es parte de nuestra historia LGTBI, y merece ser recordada y celebrada.

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TránsitoCultura QueerNuestra Historia LGTBI: Alvin Ailey, el genio de la danza que rompió barreras raciales y sexuales