El 10 de enero de 1975, el Consejo de Educación de Chicago aprobó un plan que permitía, por primera vez, que los profesores de la ciudad respondieran a las preguntas de los estudiantes sobre la homosexualidad. Este hecho supuso un avance histórico para la visibilidad y el reconocimiento de la diversidad sexual en el ámbito educativo.
El plan, que se aplicó en las escuelas públicas de Chicago, tenía como objetivo proporcionar una educación sexual integral y científica a los alumnos de todos los niveles. Según el plan, los profesores podían abordar temas como la anatomía, la reproducción, las enfermedades de transmisión sexual, la anticoncepción, el aborto, la masturbación y la homosexualidad, siempre que se ajustaran al currículo y al nivel de madurez de los estudiantes. Además, el plan establecía que los padres podían excluir a sus hijos de las clases de educación sexual si lo deseaban.
El plan fue el resultado de varios años de trabajo de un comité formado por educadores, médicos, psicólogos, padres y representantes de organizaciones comunitarias. El comité se inspiró en las recomendaciones de la Asociación Americana de Educación Sexual (SIECUS, por sus siglas en inglés), que abogaba por una educación sexual basada en el respeto a la diversidad humana y el desarrollo de actitudes positivas hacia la sexualidad.
La aprobación del plan no estuvo exenta de controversia. Algunos sectores conservadores y religiosos se opusieron al plan, argumentando que promovía la inmoralidad y el libertinaje, y que atentaba contra los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus creencias. Estos grupos organizaron protestas y boicots, e incluso presentaron una demanda judicial para tratar de impedir la implementación del plan.
Sin embargo, el plan también contó con el apoyo de numerosas organizaciones y colectivos, entre ellos el movimiento LGTBI de Chicago. Los activistas LGTBI celebraron el plan como una oportunidad para combatir la ignorancia, el prejuicio y la discriminación que sufrían las personas homosexuales en la sociedad. Asimismo, el plan suponía un reconocimiento de la existencia y la legitimidad de la homosexualidad como una orientación sexual más, y un paso hacia la normalización y la aceptación de la diversidad sexual en las aulas.
El plan de educación sexual de Chicago fue uno de los primeros en incluir la homosexualidad como un tema a tratar en las escuelas públicas de Estados Unidos. Aunque el plan tuvo una vigencia limitada y se enfrentó a numerosos obstáculos, sentó un precedente importante para la defensa de los derechos y la visibilidad de las personas LGTBI en el sistema educativo. El plan también fue un reflejo de los cambios sociales y culturales que se estaban produciendo en la década de los setenta, en la que el movimiento LGTBI ganó fuerza y protagonismo en la lucha por la igualdad y la justicia.