El 4 de enero de 2010 entró en vigor en Austria una ley que permitía a las parejas del mismo sexo acceder a una unión civil, pero no al matrimonio. Esta ley, aprobada por el Parlamento en julio de 2009, suponía un avance en el reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI, pero también una discriminación respecto a las parejas heterosexuales, que podían casarse y adoptar hijos o recurrir a la inseminación artificial.
La ley de unión civil otorgaba a las parejas del mismo sexo algunos de los derechos, beneficios, obligaciones y responsabilidades del matrimonio, como la pensión de viudedad, el derecho a heredar, el régimen fiscal o la asistencia sanitaria. Sin embargo, les negaba otros aspectos fundamentales, como el derecho a adoptar hijos, tanto biológicos como ajenos, o a utilizar técnicas de reproducción asistida. Además, la ley establecía que las uniones civiles se registraran en las oficinas del estado civil, y no en las iglesias o en otros lugares públicos, como sí podían hacer las parejas heterosexuales.
La ley de unión civil fue el resultado de un compromiso entre los dos partidos que formaban el Gobierno de coalición en ese momento: el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el Partido Popular (ÖVP). El SPÖ era partidario de abrir el matrimonio a las parejas del mismo sexo, siguiendo el ejemplo de otros países europeos como España, Holanda o Bélgica. El ÖVP, en cambio, se oponía a modificar la definición de matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, y defendía una solución alternativa para las parejas del mismo sexo.
La ley de unión civil fue criticada tanto por los colectivos LGTBI como por los sectores más conservadores de la sociedad. Los primeros la consideraban insuficiente e injusta, y reclamaban la plena igualdad legal y social de las parejas del mismo sexo. Los segundos la veían como una amenaza para la familia tradicional y los valores cristianos, y pedían su derogación o su sometimiento a un referéndum popular.
La ley de unión civil estuvo vigente hasta el 1 de enero de 2019, cuando entró en vigor una sentencia del Tribunal Constitucional que declaraba inconstitucional la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo. El Tribunal consideró que la exclusión de las parejas del mismo sexo del matrimonio vulneraba los principios de no discriminación e igualdad ante la ley, garantizados por la Constitución de Austria. La sentencia también reconoció el derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar hijos y a acceder a la reproducción asistida.
La sentencia del Tribunal Constitucional fue celebrada por los colectivos LGTBI y por los partidos progresistas, que la consideraron una victoria histórica para los derechos humanos. Sin embargo, también generó rechazo y protestas por parte de los partidos conservadores y de la Iglesia Católica, que la calificaron de ataque a la institución matrimonial y a la familia natural.
La historia de la unión civil en Austria muestra los avances y los retrocesos que ha vivido el movimiento LGTBI en su lucha por el reconocimiento de sus derechos. También refleja la diversidad de opiniones y actitudes que existen en la sociedad sobre el matrimonio y la familia. Hoy, 14 años después de la entrada en vigor de la ley de unión civil, las parejas del mismo sexo pueden casarse en Austria con los mismos derechos y deberes que las parejas heterosexuales. Sin embargo, todavía quedan desafíos y obstáculos para lograr una plena igualdad y aceptación de la diversidad sexual y de género.