La Iglesia católica ha dado un giro histórico en su relación con las personas LGTBI, al permitir que puedan recibir la bendición de sus uniones, siempre que no se equiparen al matrimonio sacramental. Así lo ha anunciado el Papa Francisco en una carta dirigida a cinco cardenales que le habían consultado sobre este asunto. La Iglesia aclara que esta decisión no supone un cambio doctrinal, sino una expresión de la caridad pastoral hacia todas las personas, sin distinción de su orientación sexual.
Este gesto del Papa Francisco es el resultado de un largo proceso de acercamiento y reconocimiento de las personas LGTBI por parte de la Iglesia católica, que ha pasado por diferentes etapas a lo largo de la historia. Según el teólogo Enric Vilà, se pueden distinguir tres paradigmas en la evolución de la Iglesia sobre este tema:
- El paradigma del miedo, basado en una lectura literal de algunos textos bíblicos que condenan la homosexualidad como una abominación, una desviación o una enfermedad. Este paradigma ha predominado durante siglos y ha justificado la persecución, la discriminación y la violencia contra las personas LGTBI.
- El paradigma de la misericordia, que supera la criminalización pero mantiene la sombra de la enfermedad y el pecado sobre las personas LGTBI. Este paradigma se refleja en el Catecismo de la Iglesia católica, que afirma que las personas homosexuales deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza, pero que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados” y contrarios a la ley natural.
- El paradigma del reconocimiento, que se inicia con el Papa Francisco, quien por primera vez utiliza la palabra “gay” y se muestra abierto al diálogo y al acompañamiento de las personas LGTBI. Este paradigma se manifiesta en declaraciones como “¿Quién soy yo para juzgar?” o el apoyo a las uniones civiles entre personas del mismo sexo como una forma de proteger sus derechos.
Estos pasos del Papa Francisco han generado esperanza y alegría entre las personas LGTBI y sus familias, que ven en él una actitud más compasiva y acogedora que la de sus predecesores. Sin embargo, también han provocado resistencia y crítica por parte de algunos sectores conservadores de la Iglesia, que consideran que el Papa está traicionando la doctrina y la moral católicas.
La Iglesia católica se enfrenta así a un gran desafío: cómo integrar plenamente a las personas LGTBI en su seno, respetando su dignidad y su diversidad, y al mismo tiempo manteniendo la coherencia con su propia tradición y su visión del matrimonio y la familia. Un desafío que requiere de diálogo, discernimiento y conversión, tanto de la Iglesia como de las personas LGTBI.