El 10 de enero de 2005, el Tribunal Supremo de Israel dictó una sentencia histórica que permitió a cada una de las integrantes de una pareja de lesbianas adoptar a los hijos biológicos de la otra. El caso involucraba a Tal y Avital Yaros-Hakak, que estaban criando a tres hijos concebidos mediante inseminación de donante. Tal dio a luz a dos hijos, Avital al tercero. Ambas solicitaron adoptar a los hijos de la otra en el Tribunal de Familia de Ramat Gan, pero su petición fue rechazada. El Tribunal Supremo revocó la decisión del Tribunal de Familia y dictaminó que debía concederse la adopción si era en el mejor interés de los niños. La sentencia llegó al final de una larga batalla legal, decidida en el Tribunal Superior. La pareja Yaros-Hakak llevaba viviendo junta 16 años.
La sentencia fue un hito histórico para las familias homoparentales en Israel, ya que fue la primera vez que se reconoció legalmente la relación entre una madre no biológica y sus hijos. Hasta entonces, solo se permitía la adopción conjunta de niños por parte de parejas heterosexuales casadas. Las parejas del mismo sexo no podían casarse ni adoptar en Israel, aunque se reconocían los matrimonios y las adopciones realizados en el extranjero. La sentencia del Tribunal Supremo abrió la puerta a que otras parejas del mismo sexo pudieran solicitar la adopción de los hijos biológicos de sus parejas, siempre que demostraran que era beneficioso para los menores.
La sentencia también fue un avance para el movimiento LGTBI en Israel, que llevaba años luchando por la igualdad de derechos y la visibilidad de las personas homosexuales, bisexuales y transgénero. A pesar de que Israel era considerado uno de los países más progresistas de Oriente Medio en cuanto a los derechos LGTBI, todavía existían muchos obstáculos legales, sociales y religiosos para el reconocimiento pleno de la diversidad sexual y de género. La sentencia del Tribunal Supremo fue celebrada por las organizaciones LGTBI como una victoria de la justicia y el amor, y como un ejemplo de que era posible cambiar la mentalidad de la sociedad israelí.
La pareja Yaros-Hakak se convirtió en un símbolo de la lucha por la igualdad de las familias homoparentales en Israel, y recibió el apoyo y la admiración de muchas personas dentro y fuera del país. Su caso también inspiró a otras parejas del mismo sexo a seguir sus pasos y a reclamar sus derechos como padres y madres. Tal y Avital demostraron que el amor no tiene género ni fronteras, y que lo más importante para el bienestar de los niños es tener una familia que les quiera y les proteja.