Marruecos es un país con una rica y compleja historia, pero también con una legislación y una cultura que reprimen y discriminan a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGTBI). La homosexualidad es ilegal y castigada con hasta tres años de cárcel, y no hay ninguna ley que proteja a las personas LGTBI de la violencia, el acoso o el estigma social. ¿Existe alguna esperanza de cambio para esta comunidad?

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La situación legal de las personas LGTBI en Marruecos es contradictoria con la Constitución de 2011, que reconoce el derecho a la igualdad, la dignidad y la libertad de todos los ciudadanos. Organizaciones como Human Rights Watch han instado al gobierno marroquí a reformar el código penal y a despenalizar las relaciones consensuadas entre personas del mismo sexo. Sin embargo, el debate sobre los derechos LGTBI en Marruecos ha sido escaso y no se ha producido ningún avance legislativo al respecto.

La situación social de las personas LGTBI en Marruecos es también muy difícil, ya que se enfrentan a la hostilidad y el rechazo de gran parte de la sociedad. La moral islámica tradicional considera la homosexualidad y el travestismo como signos de inmoralidad y desviación. Las personas LGTBI sufren a menudo la humillación pública, el acoso policial, la violencia familiar y el aislamiento. Muchas de ellas se ven obligadas a ocultar su identidad o a emigrar a otros países en busca de una vida más digna y segura.

La situación mediática de las personas LGTBI en Marruecos es también muy precaria, ya que los medios de comunicación suelen ignorar o estigmatizar a esta comunidad. El gobierno ha prohibido libros y películas que abordan la temática LGTBI, y ha exigido a las escuelas que enseñen un currículo que “enfatiza…el peligro y la depravación de los ‘actos antinaturales'”. Los medios de comunicación independientes y las redes sociales han sido los únicos espacios donde las personas LGTBI han podido expresarse y visibilizarse, aunque también han sido objeto de ataques y amenazas por parte de actores malintencionados.

¿Hay luz al final del túnel para las personas LGTBI en Marruecos? A pesar de las dificultades y los riesgos, hay algunas señales de esperanza y de resistencia. Algunas organizaciones y activistas LGTBI han surgido en los últimos años, reclamando sus derechos y ofreciendo apoyo y asesoramiento a las personas LGTBI. Algunos casos judiciales han generado atención y solidaridad internacional, como el de las dos chicas que fueron detenidas en Marrakech por besarse y que finalmente fueron absueltas. Algunas personalidades públicas han salido del armario o han mostrado su apoyo a la causa LGTBI, como el escritor Abdellah Taïa o la cantante Silya Ziani. Algunas iniciativas culturales y artísticas han celebrado la diversidad y la creatividad de la comunidad LGTBI, como el festival de cine Mawjoudin o el proyecto fotográfico Zanka.

Estas acciones, aunque modestas y aisladas, demuestran que hay una parte de la sociedad marroquí que no se resigna a la opresión y que busca una mayor libertad y justicia para las personas LGTBI. Son pequeños rayos de luz que iluminan el oscuro túnel de la discriminación y la violencia. Son motivos para no perder la esperanza y para seguir luchando por un Marruecos más inclusivo y respetuoso con los derechos humanos de todas las personas.

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Tránsito¿Hay luz al final del túnel? La situación de los derechos humanos de las personas LGTBI en Marruecos